Con el nombre de Iberia, los griegos designaron a todo el país, a partir del Rhodanós y del isthmo que comprenden los golfos galáticos; mientras que los de hoy día colocan su límite en el Pyréne, y dicen que las designaciones de Ibería e Hispania son sinónimas. Según otros, el nombre de Ibería no designó más que la región de la parte de acá del Íber, a cuyos habitantes, en un principio, llamaban iglétes y ocupaban una región pequeña, al decir de Asklepiádes el Myrleanós.
Los rhomaioi han designado a la región entera indiferentemente con los nombres de Ibería e Hispanía, y a sus partes las han llamado ulterior y citerior, reservándose el modificarla aún si las circunstancias exigiesen una nueva división administrativa”
Fenicios e indígenas:
Estrabón tenía muy claro el carácter fenicio de la Península, o al menos de su mitad meridional, aunque no lo dice y los describe genéricamente: “Pero es mejor aún lo que vamos a recordar: la expedición de Heraklés y la de los phoinikes a estos parajes diéronle sus habitantes, la idea de un pueblo rico y de buena condición; así, pues, su sujeción a los phoinikes fue tan completa, que hoy día la mayoría de las ciudades de Turdetanía y de las regiones vecinas están habitadas por aquellos”. Y poco más adelante, “pero las primeras noticias fueron debidas a los phoinikes, que dueños de la mejor parte de Ibería, de la Libyé, desde antes de la época de Hómeros, quedaron en posesión de estas regiones hasta la destrucción de su hegemonía por los rhomaíoi”
. Aunque los acontecimientos no fueron de este modo, es significativo el hecho de que Estrabón, en época de Augusto, y movido por autores más antiguos, reconociese la antigüedad de la presencia fenicia en Occidente antes de la época de Homero, el impacto que causaron entre las poblaciones indígenas y su influjo hasta la llegada de los romanos a la bahía gaditana.
Torso fragmentado esculpido en caliza hallado en Baza (Granada).
Corresponde a un varón que viste túnica de manga corta y capa o clámide que le cubre ambos hombros y se sujeta en el lado derecho. Bajo el escote en V de la túnica se aprecia la tira cruzada, resaltada en rojo. Un hueco tallado en la espalda indica que la escultura ha servido de urna para probables restos humanos incinerados. Ha sido datado a partir del s. III a. C.
PERSONAJES MASCULINOS:
Un pendiente anular en una oreja.
Este distintivo es un adorno masculino con connotación de prestigio social en la cultura ibérica.
Si bien los pendientes anulares son de amplia tradición en la antigüedad, parece que las civilizaciones orientales fueron más proclives a su uso. Su significado varía, a juzgar por los testimonios que existen, por ejemplo, acerca del nazem fenicio-púnico, o de la categoría servil de quienes lo llevan en una oreja previamente perforada
La mujer joven
La participación de la doncella en ceremonias a través de las que la ciudad celebra determinados rituales tiene en la representación ibérica de la danza una prueba específica y particular, con más similitudes con el mundo griego clásico que con las prácticas etruscas, ya que en éstas predominan las danzas individuales sobre las colectivas mientras que la plástica ibérica sólo informa acerca de danzas con dos o, corrientemente, más participantes.
La iconografía ibérica da una serie de ejemplos en los que jóvenes de ambos sexos se dan la mano y bailan, en fila o en corro, al son de instrumentos de viento.