No pongo en este blog tan variado, mezcla de todo lo que se me pasa por este cabezón, ningún tema deportivo ni futbolistico en general por término medio, yo soy del Real Madrid sin excesivos apasionamientos y tal vez por mi edad y circunstancias no suelo ser forofo intransigente en nada, en lo futbolero que ya digo que me gusta, soy comedido y si gana mi equipo, está bien, me alegro (solo faltaba) pero no suelo exteriorizar las cosas más allá; y ya digo que soy de los que disfruta viendo buen juego, mucha deportividad y las menos chulerías posibles, sobre todo de los jugadores de mi equipo.
Bien, rollo soltado.
Tengo un especial apego por este chaval, creo que la afición le levantará altares durante mucho años justo desde el día en que ya no se siente ni en el banquillo madridista. Tiene raza, carácter y mucho amor propio y a unos colores que defiende a rabiar.
Aún lo tenemos aquí, aprovechen y obsérvenlo las veces que salga, porque su historia será recordada entre los mitos, hablo, claro de… RAÚL EL GRANDE.
Firmó tres remates de cabeza soberbios a los que Kameni respondió con intervenciones impresionantes.
Tres acciones de crack, de gran delantero que se resiste a aceptar la suplencia y quiere pelear dignamente en cada partido.
Porque Raúl zumba, persigue y muerde, y si no salió por la puerta grande es porque Kameni le sacó tres cabezazos, incluido el que propició el tanto de Kaká.
El capitán se dejó todo en la hierba, presionando, apoyando... Hasta salir ovacionado al ser sustituido por Van der Vaart.