En las oscuras profundidades del océano, donde la luz del sol apenas alcanza a penetrar, existen guardianes silenciosos que velan por la seguridad de las aguas y la integridad del mundo marino. Son los Vigilantes de las Profundidades, una élite humana reforzada con minisubmarinos inteligentes, peces mecánicos diseñados para prevenir y luchar contra la maldad que acecha en las sombras abisales y otras ayudas dispuestas a ser utilizadas como control de seguridad.
Estas serían las primeras palabras para comenzar un relato de ciencia ficción cada vez más real, pero quiero llevar esta idea a otro nivel, a otra clase de mundo, a otro tipo de vigilantes.
La mayoría de las veces, solo miramos la vida de forma superficial, creemos estúpidamente que lo que no vemos, no existe; la realidad es que sí, y, si supiéramos todos los horrores que viven y se esconden bajo las falsas apariencias de esta teatral y frágil normalidad en la que nos sentimos seguros, no pocos se volverían (nos volveríamos) locos.Ojos que no ven, pesadillas y miedos que te ahorras, hasta que esos fantasmas salen a la superficie y te muerden las piernas.
Entonces vienen entre un gran ruido y feroz destrucción unos diablos reales, invaden tu sueño, rompen tu vida; te comen sin cocinar y a veces no ves llegar al enemigo, este, vivía bajo tus pies.
©José María Navarro Cayuela 2024