El calor era tan igual al nuestro que parecía Cartagena (en la temperatura y humedad del ambiente, me refiero) lo de tener mar hermana mucho.
Primero estacionamos en un parking y después, taxi para arriba, taxi para abajo que es lo más cómodo.
Comimos de lujo en un restaurante frente al campo de fútbol del Valencia, es decir justito enfrente del Mestalla, en obras y con toldos y lonas y cosas así.
Varias horas de visita, decenas de llamadas (los puñeteros móviles que no paran) y muchos kilómetros.
Desde el coche tomé unas fotos espontáneas sin pensar en encuadres, enfoques, distendidas...y a ver que salía, con ojos de turista apresurado; es otra manera de fotografiar y de la mía habitual en particular que todo lo observo, mido y calculo, pero también vale, me está divirtiendo y es un enfoque distinto al puro punto de vista profesional.
Me estoy entreteniendo y eso ya no tiene precio.
